17ª, 18ª, 19ª y 20ª Reglas del amor
Quiero compartir con todos vosotros unas "reglas de amor" 60 en total, que nuestro Maestro Jesús ha dictado a mi madre para "El libro del amor, 365 días de amor". El cual ha promovido nuestra Fundación por el 10 aniversario de la misma.
Deseo las trabajéis y tengáis presentes en el hacer diario
Decimoséptima regla de amor
LA ADVERSIDAD
¿Qué sentido tiene cuando os manipulan u os dejáis manipular, cuando hacia vosotros no hay respeto ni alabanzas?
El respeto lo defenderéis por encima de todo. En cuanto a las alabanzas no las necesitáis, no formáis parte de ellas, porque no las queréis.
Cuando volváis vuestra vista a todo aquello que os ha pasado, a todo aquello que aflora a vuestra mente, no lo alimentéis sino que lo abracéis con todo el amor de vuestro corazón. Entonces en vosotros florecerá una gran amistad y sabiduría de lo que en un momento de vuestras vidas formó parte de vosotros.
Hoy repetiremos:
“Me uno con el Padre y con el todo de mi existencia”.
Mis hermanos del alma, las adversidades que todos hemos sufrido a lo largo de nuestras vidas, han sido parte de nuestro crecimiento y evolución que nos ha acercado hacia nuestro Padre.
Bendigámoslas para que así elevadas al Padre celestial, sirvan de apoyo en vuestro camino espiritual.
Decimoctava regla de amor
LA COMPRENSIÓN
Amanecemos con ideas que a veces no son muy claras ante los ojos de los que tenemos a nuestro alrededor, que os confunden o pueden manipular vuestro objetivo. Comprenderéis que no todos forman parte de un mismo pensar y aceptaréis sus críticas, pero no hagáis lo que ellos quieren que hagáis.
La comprensión os va a liberar de formas y aptitudes que os van a elevar a vuestro estado de hacer las cosas como creáis conveniente. Alegraos porque con todo ello habréis realizado vuestra tarea que es vuestra propia vida, pues nadie la va a vivir por vosotros.
Hoy repetiremos:
“Haré todas las cosas como mi corazón me dicte”.
Mis queridos hermanos, no hay paz si no hay comprensión, no hay vida si no hay aceptación y no hay nada en el mundo que no se pueda hacer con aceptación y comprensión.
Elevaréis vuestro comportamiento al Padre y él os devolverá la mayor felicidad que podáis alcanzar. Sed vosotros mismos y en ello irá vuestra comprensión.
Decimonovena regla de amor
LA INOCENCIA
Cuando se pasa de niño a adulto, se pierde toda la inocencia que alberga el estado de curiosidad. Mientras se es adulto se quiere navegar por mares de ciertas bravuras. ¿Adónde os llevan?, ¿encontráis el rumbo adecuado? A veces se navega sin saber a dónde se va para buscar nuevas rutas que os llevarán a sitios distintos donde vuestra curiosidad está embargada por motivos distintos.
Unas veces en esa búsqueda encontráis lo que realmente os hace manifestaros ante vosotros mismos; en cambio otras veces no es así. La curiosidad al margen de vuestra inocencia se verá reflejada por esos lastres de vida que acarreáis.
Hoy repetiremos:
“La inocencia forma parte de mi verdadero yo”.
Mis amados, sed bienvenidos a lo que realmente sois, un espíritu en un cuerpo que tenéis que cuidar como si de un niño se tratase, con respeto y cariño y sobre todo esa sabiduría que alberga en cada ser humano cultivarla y mimarla.
Encontraréis en ello el verdadero bienestar y amaréis a ese niño que vive en vuestro interior y, por lo tanto, la inocencia que vive en él. Os acompañará en vuestro proceso de elevación al Padre.
Vigésima regla de amor
LA ANSIEDAD
¿Cómo deciros que la ansiedad es la forma de decir no a lo que verdaderamente deseáis y no sabéis como llegar a tenerlo? Manifestad y platicad todo aquello que vuestro corazón os vaya dictando. De este modo encontraréis y podréis llegar a conseguir que seáis completamente conscientes de vuestra verdadera verdad y así habréis conseguido la suavidad que tanto estáis anhelando.
Es una forma de manifestar vuestro desconcierto y vuestra actitud de que no hacéis bien las cosas o eso pensáis de vosotros. Animaos y respetaos porque en ello está el que se disipe vuestro malestar.
Hoy repetiremos:
“Nuestro interior está tranquilo y sereno”.
Bienaventurados los que vienen a mí y dejan atrás los sinsabores de la vida porque de ellos será el bienestar y buen hacer. Es en ese camino espiritual donde solo se alberga el buen hacer y la capacidad de disfrutar de una verdadera felicidad.
Cuando nuestro Padre nos llama a su regazo, quiere que todo lo mundano quede atrás; por ello elegiremos un camino de amor y esperanza que nos acercará a nuestro verdadero ser.
0 comentarios