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45ª, 46ª, 47ª y 48ª Reglas de amor

45ª, 46ª, 47ª y 48ª Reglas de amor

 

Quiero compartir con todos vosotros unas "reglas de amor" 60 en total, que nuestro Maestro Jesús ha dictado a mi madre para "El libro del amor, 365 días de amor". El cual ha promovido nuestra Fundación por el 10 aniversario de la misma.

Deseo las  trabajéis y tengáis presentes en el hacer diario.

 

Cuadragésima quinta regla de amor

EL DESEO

No hay deseo si no hay llamada y no hay llamada si no hay duda. El deseo os lleva a dudar a veces si en verdad es lo que vosotros necesitáis. No dudéis de que se os dará por añadidura.

Es bueno desear y todo aquello que es para un bienestar de todos, os vendrá y os hará sentiros felices de poder colaborar en estado del buen comportamiento ante vuestros hermanos.

Hoy repetiremos:

“Mi deseo es para poder hacer el bien a mis hermanos”.

Mis amados míos, desear es bueno y desear para un bien está superbién. Cuando desde nuestro plano nos llega algo del vuestro, ponemos ángeles a vuestra disposición para que todo se cumpla y lleve el orden establecido.

Bienaventurados los que así habéis decidido hacer cosas buenas, ya que el orden de vuestra evolución se verá recompensada por vuestro hacer ahí. 

 

 

Cuadragésima sexta regla de amor

EL SABER

El saber no ocupa lugar es un dicho en vuestra sociedad. El sabio no es más sabio por lo que sabe sino por saber hacer, por saber estar ante sus hermanos que no están o no han llegado a su altura. La honestidad formará parte de vuestro saber. Cuando un hermano vuestro está en la verdad del discernimiento ante palabras que brotan de su corazón, seguiréis sus consejos ya que vienen a través de su amor.

La sabiduría es innata en muchos de vosotros no por saber más que vuestros hermanos sino por estar al lado de vuestro Padre, mi Padre, que otorga a algunos de sus hijos.

Hoy repetiremos:

“La sabiduría del Padre que hay en mí, la ofrezco con todo mi amor”.

Queridos hermanos del alma, hoy sería muy importante que aquellos hermanos vuestros que no han alcanzado a sentir al Padre, buscaran a través vuestro su presencia y con ella la sabiduría de Él. Esa que no cuesta dinero el adquirirla, sino que se consigue con el buen entendimiento de que todos al final volvemos a Él.

Bienaventurados los que ya estáis en manos de mi Padre y Él os bendice con todo su amor para que lo hagáis llegar a los que todavía no lo han manifestado.

 

 

Cuadragésima séptima regla de amor

LA EXISTENCIA

Queridos hermanos del alma, hoy sería muy importante que aquellos hermanos vuestros que no han alcanzado a sentir al Padre, buscaran a través vuestro su presencia y con ella la sabiduría de Él. Esa que no cuesta dinero el adquirirla, sino que se consigue con el buen entendimiento de que todos al final volvemos a Él.

Bienaventurados los que ya estáis en manos de mi Padre y Él os bendice con todo su amor para que lo hagáis llegar a los que todavía no lo han manifestado.

Hoy repetiremos:

“Seré claro en todo lo que crea que es bueno para mí”.

Mis amados, cuando no hay en vosotros nada que altere vuestro comprender y actuar, habréis alcanzado un estatus en vosotros. Que nada ni nadie podrá alterar vuestro hacer ante cosas que creéis que son buenas para vuestra evolución.

En vosotros está la forma de actuar, decidir que en verdad queréis en esa vida que estáis viviendo y que se os ha dado para llegar a alcanzar vuestros deseos de amor.

 

Cuadragésima octava regla de amor

LA VERDAD

La palabra en vuestra vida que de vuestro corazón sale es la gran verdad ante vuestros hermanos. Comunicaréis todo aquello que os vaya viniendo y que según vuestro amor hacia vuestros semejantes os aflore y seáis conscientes de que lo necesitan.

Aunque en ciertos momentos después de decir o exponer vuestro sentir, quedáis un poco alterados por pensar que no les ha llegado. Ofrecer con todo vuestro amor a nuestro Padre y Él de seguro que entrará en el interior de ellos.

Hoy repetiremos:

 “Ofrezco al Padre mi verdad para su bendición”.

Mis amados hermanos del alma, las palabras son el salvoconducto de vuestros actos y de vuestra misión ahí en vuestro plano. Ofrecer siempre vuestra palabra al más necesitado a todos vuestros hermanos por mucha desestabilidad que os hayan ocasionado.

En verdad os digo que siempre estaréis a mi lado y con vuestra palabra y mi presencia llegaréis a mis hermanos del alma que no creen ni practican el amor a sí mismos.

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